domingo, 19 de marzo de 2023

Mestizaje, analogía y posmodernidad

 

Mestizaje, analogía y posmodernidad

 

Guillermo Hurtado

 

Samuel Arriarán y Mauricio Beuchot han reflexionado de manera original y profunda sobre el tenor de la cultura mexicana y sobre su lugar en el complejo sistema informático y económico global de nuestros días - que algunos llaman la posmodernidad. Es por ello que estoy agradecido con ambos por sus comentarios a mi ensayo “¿Existe una posmodernidad mexicana?” (Hurtado, 2004). El diálogo cordial que he tenido con ellos en años recientes me ha permitido ver estos asuntos con mayor claridad. En estas páginas quisiera responder a algunos de sus comentarios críticos y profundizar en la exposición de mis desacuerdos con ambos.

 

1.- Respuesta a Arriarán

En su artículo “El neobarroco como filosofía latinoamericana: una posmodernidad alternativa”, Arriarán sostiene – ante mi opinión de que los filósofos mexicanos debemos construir nuevas categorías para estudiar la historia y la cultura mexicanas - que las categorías no salen de la nada (Arriarán, 2004a, p. 84). ¿De dónde o cómo podemos construir categorías - pregunta Arriarán - desde México? Lo que hemos de hacer, dice, es adoptar las categorías de la cultura occidental reelaborándolas críticamente.

Concuerdo con Arriarán en que las categorías no brotan de la nada. Los seres humanos construimos las categorías a partir de nuestra relación con la realidad circundante. Por lo mismo, aunque la filosofía mexicana pueda adoptar como suyas todas las categorías de la filosofía occidental – después de todo, la filosofía mexicana pertenece a esa tradición filosófica – también puede aspirar, no sólo a reelaborar esas categorías, sino a acuñar otras nuevas para explicar de manera satisfactoria su circunstancia. Sin embargo, puede bastar reelaborar las ya existentes para adecuarlas a nuestras necesidades. Esto es lo que José Vasconcelos y Emilio Uranga hicieron respectivamente con dos categorías que ocupan, a mi modo de ver, un lugar central en la filosofía mexicana: la de mestizaje y la de accidentalidad. Más adelante retomaré ambas categorías en mi discusión con Beuchot. Por el momento, quisiera hacer algunas aclaraciones en torno a la conveniencia de efectuar un trabajo de recategorización en la filosofía mexicana.

En “Existe una posmodernidad mexicana?” yo parto del supuesto de que la noción de posmodernidad es relativa, es decir, refiere a la noción de modernidad. Como intento mostrar allí, hay varias manera en las que podemos entender qué es la modernidad mexicana y, por ende, no queda claro qué sea la posmodernidad mexicana. Mi tesis es que la categoría de posmodernidad no se ajusta del todo bien a nuestra realidad; de lo que yo no infiero que no puedan usarse en el estudio de nuestra sociedad y cultura. Lo que sostengo es la noción de posmodernidad fue construida para interpretar una realidad distinta y que ahí funciona bien – o acaso funcionaba bien; se ha abusado tanto del adjetivo “posmoderno”, que el concepto ha perdido mucha efectividad. Es por eso afirmo que los filósofos mexicanos debemos intentar construir categorías propias que nos sirvan para comprender nuestra cultura. Y esto no significa, por supuesto, que yo piense que únicamente debamos usar categorías autóctonas para estudiar nuestra realidad.

Hago una última aclaración: no encuentro problema alguno con que la categoría de posmodernidad provenga de Europa. Lo mismo que digo sobre esta categoría lo diría, si así fuese el caso, de una forjada en algún otro país del llamado tercer mundo. Es por esto que comparto las reservas expresadas por varios autores acerca del uso acrítico de conceptos de las teorías poscoloniales en estudios sobre el pensamiento y la cultura hispanoamericanas. Si bien compartimos con India o Trinidad el haber sido colonias, nuestra experiencia no es igual a la de ellos (sobre esta polémica, vid. Castro-Gómez, S y Mendieta, E., 1997).

En otro momento de su texto, Arriarán sostiene que mis argumentos se basan en una confusión entre la posmodernidad y el posmodernismo. Si bien estoy dispuesto a conceder que mi ensayo tiene el defecto de no aclarar qué entiendo exactamente por la posmodernidad, pienso que el énfasis en la distinción señalada no invalida del todo mis conclusiones.

Arriarán, Beuchot y yo rechazamos el posmodernismo – sobre todo en su versión nihilista - por diferentes razones, pero a diferencia de ellos, yo pienso que la noción de posmodernidad no es muy adecuada para comprender el presente mexicano. Arriarán piensa que la posmodernidad es una situación económica y social, objetiva y global (Arriarán, 2004a, p. 89). No tengo inconveniente en llamar así al capitalismo global, pero aún aceptando que México forma parte de ese sistema global, creo que mi posición se sigue sosteniendo. Aunque la posmodernidad sea un fenómeno global, no es igual en todos lados. La manera en la que México se inserta en dicho sistema, es distinta de la de China o la de Suecia. Lo relevante cada caso es determinar en qué posición de ese sistema global uno se encuentra. Por eso mismo, el concepto de posmodernidad debe tener variaciones locales. La descripción de la posmodernidad mexicana no puede calcarse sin más de la que se hace de ella en otros lugares. Lo preferible, insisto, sería acuñar conceptos equivalentes de manera autónoma.

En “Existe una posmodernidad mexicana?” me ocupé de la defensa del barroco ofrecida por Arriarán y Beuchot en su libro Filosofía, neobarroco y multiculturalismo. En sus últimos escritos Beuchot parece haberse alejado del tema del barroco. Por otra parte, la posición de Arriarán sobre el barroco se ha distanciado de la de Bolivar Echeverría (cfr. Arriarán, 2004b). Arriarán afirma que el concepto de ethos barroco está limitado a las condiciones históricas del siglo XVII y que no sirve para una crítica a la globalización y el neoliberalismo desde América Latina. La propuesta más reciente de Arriarán, expuesta en el ensayo arriba citado, es combinar el concepto de neobarroco con el pensamiento de Mariátegui y la teoría de la dependencia. La nueva posición de Arriarán me parece muy interesante, aunque creo que todavía tiene que explicarnos mejor como embonan todas las piezas. Lo que yo preguntaría a Arriarán y a Beuchot es: ¿sigue en pie su propuesta de la hermenéutica analógica barroca?

 

2.- Respuesta a Beuchot

En su “Respuesta a “Existe una posmodernidad mexicana?”, Mauricio Beuchot, afirma que el pensamiento analógico estuvo presente en los orígenes de la Nueva España y que fue lo que “permitió la comprensión de la diferencia y lo que evitó lo más se pudo de destrucción.” (Beuchot, 2004, p. 79). Como ejemplos de lo anterior, Beuchot menciona a Las Casas y a Sahagún.

Habría que tener cuidado en no caer en el supuesto de que la analogía sólo tuvo efectos favorables para los indios. Después de todo, también fue analógico el pensamiento de Juan Ginés de Sepúlveda, que comparaba, con analogías de proporción, a los indios con bestias o con infantes y justificaba con ello el dominio español. También es analógico el pensamiento de Jerónimo de Mendieta, que decía que los indios son “con respecto a nosotros, los españoles, débiles y párvulos o pequeñuelos por el pequeño talento que recibieron” (Mendieta, 1971, IV, cap. 39). El razonamiento de Mendieta no es muy diferente del de Sepúlveda, ambos comparten la analogía de los indios con niños. Pero mientras que de esta analogía infiere Sepúlveda que los indios deben ser dominados, Mendieta infiere que deben ser protegidos (y, por lo mismo, controlados). Esto muestra que no hay analogías inocentes. La analogía evito la destrucción, sí, pero también la justificó e incluso la fomentó.

Dice Beuchot: “En realidad lo que a mí me interesa más es la noción del mestizaje como analogía, o de lo mestizo como análogo y lo análogo como mestizo. El mestizaje cultural observa una estructura analógica, es decir, integra a muchos elementos y, sin embargo, no homogeneíza, sino que, contrariamente, en ese cruce cultural predomina la diferencia..” (Beuchot, 2004, p. 78). Es cierto que el mestizaje mexicano puede interpretarse de una manera analógica. Por ejemplo, la jerarquía de castas podría entenderse de acuerdo con la analogía de atribución y el sincretismo religioso por medio de la analogía de proporción. Sin embargo, de un tiempo acá he llegado a la conclusión de que la noción de analogía no es, como piensa Beuchot, la más adecuada para comprender el fenómeno del mestizaje mexicano. Este mestizaje, me parece, es en el fondo un fenómeno de tensión permanente, de conflicto latente. Para entender al mestizaje mexicano no basta la analogía, requerimos conceptos dinámicos y dialécticos que nos permitan comprender mejor el conflicto que lo caracteriza.

La noción de mestizaje requiere, al menos, de dos puntos de referencia. En el mestizaje mexicano los puntos originales son el español y el indio. Estos puntos son, a mi modo de ver, puntos de tensión, de conflicto. El mestizo mexicano está a la mitad de una oposición ancestral, está dividido por sus lealtades y desprecios, por sus amores y odios. Y a la ecuación binaria original, se añade, desde hace tiempo y cada vez con mayor fuerza, una tercera variable que no es racial, sino cultural: la norteamericana. Ya en su descripción del pachuco en el Laberinto de la Soledad, Paz se había percatado de que el conflicto de amores y odios del mestizo mexicano se volvía más complejo cuando se le añadía este tercer polo. El elemento de la migración, es decir, del cambio – exterior e interior –, subraya, pienso, la necesidad de incorporar categorías dinámicas a una explicación del mestizaje mexicano.

Si el mestizaje mexicano se vive como tensión y conflicto, se entiende que algunos pensadores del siglo XX hayan buscado alguna manera de apagar ese conflicto, de disolver la tensión, por medio de una reinterpretación conceptual de nuestro mestizaje. Por ejemplo, a mí me parece que en el concepto de mestizaje de José Vasconcelos, lo que busca, a fin de cuentas, es eliminar los polos de tensión. Cuando la humanidad pertenezca toda ella a la raza cósmica, sugería Vasconcelos, entonces habremos llegado al final de los conflictos – y por eso podemos calificar su propuesta como utópica. Al no haber razas, ya no habrá comparación entre ellas, no habrá unas que se crean superiores a las otras, unas que pretendan dominar a las otras.

En El laberinto de la soledad, Octavio Paz también nos da una descripción del mestizaje mexicano como un afán por escapar del conflicto que lo origina. Dice Paz: “El mexicano no quiere ser ni indio ni español. Los niega. Y no se afirma en tanto que mestizo sino como abstracción: es un hombre. Se vuelve hijo de la nada. Él empieza en sí mismo” (Paz, 1994, p. 96).

El Estado posrevolucionario intentó superar los conflictos del mestizaje mexicano heredados del siglo XIX, adoptando una concepción del mestizaje que no poco tiene que ver con las ideas de Vasconcelos y de Paz que hemos expuesto. De alguna manera, lo que se hizo desde del Estado fue ofrecer un mural histórico en el que la imagen de los españoles y a los indios iba difuminándose para dar lugar a un nuevo mexicano mestizo que, gracias a la Revolución, había logrado adquirir un rostro propio - pintado con trazos fuertes, a la manera de David Alfaro Siqueiros - en el que los polos originarios quedaban superados. El español, como en los murales de Diego Rivera, quedaba reducido al gachupín. El indio quedaba reducido, como en el segundo piso del Museo Nacional de Antropología, a una figura folclorizada o etnologizada. Y los millones de migrantes que diariamente se transformaban en otro tipo de mestizos, de mexicanos, estaban simplemente ignorados.

Al entrar en crisis el Estado posrevolucionario, la doctrina oficial sobre el mestizaje ha entrado también en crisis. Es urgente ofrecer un nuevo análisis conceptual del mestizaje mexicano. Como ya dije, no creo que la noción de analogía sea suficiente. Es indispensable hallar otras categorías. Pero, como diría, Arriarán, ¿de dónde?

Emilio Uranga ofreció, a mediados del siglo XX, una visión del mestizaje que que todavía podría sernos de utilidad para que, partiendo de ella, formulemos una nueva. Uranga pensaba que para el mexicano tanto el hispanismo como el indigenismo eran proyectos inauténticos (vid, Uranga, 1952a). El mexicano debe asumirse originariamente como un mestizo, pero hay que tener cuidado con cómo se entienda esta condición. En una carta abierta a José Moreno Villa, Uranga decía: “Siempre he juzgado pueril la representación del mexicano como mestizo si por tal hemos de entender la combinación o mezcla, mitad a mitad, de lo español y lo indígena. Esta imagen de una balanza justa, en que el fiel se verticaliza por el cuidado de pesar cantidades iguales o volúmenes de sangre equivalentes, me parece a parte de un mecanismo grosero y burdo, una manera inelegante de hacerse uno tonto. Tampoco he juzgado acertada esa otra idea de mestizo como un “tercer hombre” que hubiera brotado de la superación dialéctica de los términos base, indio y español. El mestizo es para mí, o la armonía de un balanceo entre las dos posibilidades de ser, o un salto de una a la otra, en empeño de conejo en movimiento que, como dice Fray Diego Durán: “nunca permanece en un lugar”. Un Jano, una desarmonía, signo de una desazón trágica, oscilatoria y pendular” (Uranga, 1952b).

Uranga rechaza la visión vulgar del mestizo como mezcla y también la de una superación de las razas originarias. El mestizo, nos dice, es oscilación entre posibilidades, es movimiento entre polos, es zozobra lopezvelardiana. Podría pensarse que lo que dijo Uranga sobre el mexicano hace medio siglo ya no vale para el mexicano actual. Puede ser… habría que discutirlo. Aún así, yo pienso que hoy en día que los mexicanos nos encontramos - como en un trapecio - entre dos momentos de nuestra historia, las metáforas de Uranga pueden servirnos – quizá como un primer paso - para intentar comprender nuestro peculiar nepantla del siglo XXI.

 

Bibliografía

 

Arriarán, S. y Beuchot, M., (1999), Filosofía, neobarroco y multiculturalismo, Itaca, México.

Arriarán, S., (2004a), “El neobarroco como filosofía latinoamericana: una posmodernidad alternativa”, Intersticios, Año 9, Número 20.

Arriarán, S., (2004b), “Una alternativa socialista al ethos barroco de Bolivar Echeverría”, Diánoia, Vol. XLIX, No. 53.

Beuchot, M., (2004), “Respuesta a “Existe una posmodernidad mexicana?”, Intersticios, Año 9, No 20.

Castro-Gómez, S. y Mendieta, E. (coord.), (1997), Teorías sin disciplina, Miguel Ángel Porrúa, México.

Hurtado, G., (2004), “Existe una posmodernidad mexicana?”, Intersticios, Año 9, Número 20.

Mendieta, J., (1971), Historia Eclesiástica Indiana, Porrúa, México.

Paz, O., (1994), El laberinto de la soledad, Fondo de Cultura Económica, México.

Uranga, E., (1952a), Análisis del ser del mexicano, Porrúa.

Uranga, E., (1952b) “Sobre el ser del mexicano. Carta a José Moreno Villa”, Revista Mexicana de Cultura, Suplemento de El Nacional, 26 de octubre.

Vasconcelos, J. (1922), La raza cósmica: misión de la raza iberoamericana, Barcelona.

martes, 9 de noviembre de 2010

La eliminación de las humanidades


En uno de sus último textos, Las alusiones perdidas, Carlos Monsiváis señalaba que uno de los problemas más graves de México y de América Latina, es la creciente pérdida de la memoria colectiva a raíz de las nuevas tecnologías que bloquean el hábito por la lectura. Lamentaba que, para las nuevas generaciones, el alejamiento de la escritura es un hecho normal que lleva al despojo de todo tipo de referencias literarias, artísticas y culturales, como por ejemplo de la tradición filosófica griega, del pasado histórico o del uso de refranes y de frases inteligentes para comprender el mundo. Sin estas alusiones, las nuevas generaciones se ven inmersas en el completo analfabetismo. Pero Monsiváis reconocía que lo que mata a la escritura no se debía tanto al predominio de la cultura de los medios masivos sino más bien a la catástrofe educativa.
La prueba más clara de dicha catástrofe es el hecho de que la mayoría de los alumnos de primaria al terminar el ciclo no saben leer ni escribir. Lo mismo puede decirse de la secundaria e incluso de las universidades. Para Monsiváis, podrá ser verdad de que una minoría puede acceder a los libros pero esto no debe hacer perder de vista que los que saber leer no lo hacen, porque prefieren ver partidos de futbol, reality shows o películas de ínfimo valor cultural.
Monsiváis apunta que este proceso creciente de pérdida de la memoria colectiva se debe a los efectos del neoliberalismo con su cultura eficientista y pragmática. De tal manera que convierten a la literatura y a la filosofía en algo superfluo, correspondiente al tiempo del ocio, sin ninguna utilidad. Y lo peor es que aún cuando se siguen editando libros, la mayoría no tienen el efecto cultural deseado porque se reducen a difundir chatarra espiritual. Esto no quiere decir que los libros hayan perdido su efecto positivo que tenían en el pasado. Lo siguen teniendo pero solo se beneficia una minoría. El problema es que hay un predominio de datos inútiles. Cada día que pasa es más difícil para las nuevas generaciones diferenciar información buena de la mala. Monsiváis no creía que la cultura de las imágenes pueda sustituir a la cultura escrita. Por el contrario, parecía estar convencido de que los medios de comunicación únicamente favorecen la burocratización de la memoria reduciéndola a conmemoraciones inútiles como los centenarios y bicentenarios. Esta burocratización se relaciona también con la conversión de los conocimientos y alusiones culturales en datos técnicos para el consumo de modas, incluso de modas de cambios políticos. Y es que en efecto ¿qué son sino los cambios seudodemocráticos del PAN y del PRI?

Por eso Monsiváis insistía que en México, al igual que en todos los países latinoamericanos ya no sucede nada nuevo. Vivimos en un eterno presente donde únicamente sentimos nostalgia de ese mismo presente. Nada más cierto que esta comprobación de la ausencia absoluta de experiencia. Como si cada vez fuera más notoria la falta de vida y el predominio de la muerte.
La pérdida de las alusiones al pasado significa entonces una pérdida de contacto con el presente y el futuro. Ya no hay continuidad histórica. La pérdida de las alusiones constituye una ruptura de la memoria del pasado y del futuro. ¿Debemos resignarnos ante esta situación que coloca a nuestros países fuera de la historia y de la vida? Para Monsiváis, hay necesidad de olvidar los datos inútiles y la información chatarra. Lo que se necesita es fortalecer otra clase de memoria. En la medida en que el proceso neoliberal consiste en un progresivo vaciamiento de las referencias históricas al pasado, se trataría entonces de desarrollar la capacidad de retención porque sin ellas es imposible comprender y vivir la realidad, no sólo de criticarla. Se trata de resignificar la memoria para entender y orientarse en el caos.

Para Monsiváis el gran problema de México es la creciente ola de modas tecnológicas que liquidan toda huella de humanismo. En la medida en que el sistema educativo responde a las necesidades del mercado, se impone la eliminación de las humanidades. Esto es preocupante porque dicha eliminación acrecienta el olvido de las referencias y alusiones. Se rompe la continuidad entre la cultura tradicional y las generaciones. El resultado en una gran pobreza educativa y cultural que beneficia ideológicamente a las élites gobernantes.

En las últimas apariciones de Monsiváis en la televisión universitaria, expresó su rechazo a todas las formas de control gubernamental como la penalización del aborto y la represión de la diversidad sexual. Decía que esta política impuesta en varios estados de la república representaba un retroceso impresionante en materia educativa. Criticaba también los esfuerzos de la guerra contra el narco que, en vez de combatirlo, únicamente lo fortalecía. Como siempre, nada ni nadie se le escapaba de su aguda crítica, desde los periodistas que con su lenguaje ambiguo coadyuvan a la pobreza cultural hasta los jerarcas de la iglesia que toman fuerza imponiendo la enseñanza religiosa.
Llama la atención de que, frente a estas agudas críticas de Monsiváis, las élites gubernamentales en vez de sentirse aludidas, haya optado por homenajearle. Esto no es extraño si tenemos en cuenta que el sistema político mexicano desde hace más de un siglo sigue intentando bloquear las críticas a través no solo del otorgamiento de premios a los opositores sino también de través de la manipulación ideológica. Pero más allá de las manipulaciones gubernamentales, queda en nuestra memoria el ejemplo ético de uno de los mejores intelectuales de México.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Xavier Rodríguez Ledesma

Presentación del libro:
Filosofía de la memoria y el olvido,
de Samuel Arriarán.
(en la UPN-Ajusco )
Agosto, 2010.


Dice Milan Kundera, junto con varios más, que la vida no es más que un cúmulo de casualidades que engarzadas paulatinamente constituyen el devenir. El caso de mi lectura del libro de Samuel Arriarán cae perfectamente dentro de esa idea pues su amable invitación para estar hoy en día con ustedes a fin de platicar sobre su más reciente trabajo, me llegó justo cuando me encuentro viviendo dos situaciones que directamente tienen que ver con los asuntos que él ahí aborda. Una de carácter eminentemente familiar, la otra referida a mi trabajo académico y profesional en esta universidad.
La primera es el hecho de estar atestiguando los últimos años de mi madre, una anciana de 88 años que presenta gravísimos problemas de memoria. La pregunta acerca de cuándo empezó su sintomatología es imposible de responder de manera exacta, no lo sabemos, quizá hace ya décadas si es que uno hace caso a su propia memoria que registra situaciones que en su momento no pasaban de ser anecdóticas, pero que vistas a la distancia parecen sugerir la presencia de actitudes y situaciones posiblemente conformadoras de los primeros síntomas de un comportamiento patológico. El punto es que en los últimos seis o siete años la enfermedad se aceleró y profundizó hasta alcanzar la actual situación: nula memoria inmediata, y pérdida paulatina (aunque cada vez más acelerada) de la memoria más lejana, en la cual los recuerdos se combinan con invenciones inverosímiles y repetitivas o, de plano, son completamente sustituidos por estas. Segura y lamentablemente muchos de ustedes saben de lo que les estoy hablando pues habrán tenido o están teniendo sus propias experiencias similares a la que les narro. Si el asunto de por sí es feo, deviene aterrador cuando uno se piensa a sí mismo en un futuro pudiendo estar viviendo una situación como esa. De hecho, si somos consecuentes con alguna de las ideas expresadas en el libro de Samuel, esa vida sin memoria constituye una no vida.
La segunda es la referida a la manera en que la historia puede verse como la memoria de la sociedad con toda la complejidad que el asunto reviste respecto a la manera en que ella debe pensarse, asumirse, construirse en aras de tratar de comprender su función social y sobre todo, su propia historicidad. Si el asunto constituye un tema fundamental dentro del pensamiento crítico acerca de la historia y lo que ella es, hoy en día adquiere un matiz que evidencia su total vigencia.
Además por otra curiosa y positiva casualidad el texto ve la luz justo cuando estamos inmersos en un bombardeo inmisericorde de mensajes a cual más frívolo acerca de nuestra obligación de sentirnos conmovidos por la necesidad de conmemorar el bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución mexicana. Tan es así que apenas hace algunas semanas el Secretario de Educación afirmó que era una mezquindad que no nos entusiasmáramos por festejar de la manera en que el gobierno está preparando la conmemoración. Y aun fue más lejos el funcionario pues, haciéndole al profeta, nos advirtió que nuestros hijos y/o nietos en su momento nos reclamarían por haber dejado pasar la oportunidad de echar la casa por la ventana para conmemorar el nacimiento de nuestra identidad nacional. Curiosa maldición la lanzada por el máximo responsable de la educación en nuestro país: el futuro nos reprochará que en el presente no conmemoremos el pasado. ¿Ustedes realmente pueden imaginarse a sus futuros nietos diciéndoles dentro de algunos lustros: “Abuelito/a, de veras que qué mala onda que no sentiste chido en el 2010”? En ese tenor poco falta para que por no envolvernos en la bandera tricolor y llorar de emoción al escuchar a Aleks Syntek cantar “El futuro es milenario” alguien afirme que ya nos maicearon o que, de plano, somos más peligrosos que los narcos. En fin, o como se debe decir de acuerdo al “Tema Oficial del Bicentenario” que devino humildemente en “canción motivacional”: shalalalá.
Al constatar el carácter fatuo, dirigido, falaz, frívolo y eminentemente ideológico de los festejos, los asuntos de la historia y la memoria histórica se hacen presentes para urgirnos a profundizar en el debate acerca de diversas y apasionantes temáticas, de entre los cuales rescato una que por sí misma convoca a las más rudas polémicas y feroces descalificaciones. Me refiero al asunto de la necesaria y natural (históricamente hablando) superación del concepto de nación, con todo lo que ello significa en términos no solamente históricos, sino políticos y culturales. Este tema, junto a otros, aparece lúcidamente tratado y argumentado en el libro, y en él me detendré un poco.
No deja de llamar la atención que Samuel Arriarán a través de su acercamiento filosófico al tema de la memoria y el olvido -por ende como una de tantas vinculaciones analíticas de la historia- arribe de manera natural y sin mayores sobresaltos a dos ideas cruciales:
1.- la historia no es más que una construcción, esto es, una escritura del pasado que como toda escritura debe y puede ser explicada en términos históricos, esto es, como una elaboración basada en soportes de índole netamente políticos (de poder) que en estricto sentido se explica más por lo no dicho, por lo olvidado, que por lo recordado, y
2.- lo nacional, elemento básico y axial en la construcción de nuestra noción histórica moderna, también es un elemento cuya explicación histórica de su surgimiento y consolidación nos arroja también al devenir político, a los asuntos del poder en las sociedades modernas.
Ambos son ejes cruciales en las discusiones contemporáneas sobre la historia. En efecto, la historia requiere ser historizada. Una educación para la diversidad o para el multiculturalismo, usando el concepto al cual se adscribe el autor del libro, no será tal mientras la historia se siga concibiendo sólo bajo una forma epistemológica y discursiva, como la hija entenada de la racionalidad que garantiza la única manera de lograr el conocimiento real, objetivo, verdadero, etc. del pasado. La manera en que estos discursos devinieron hegemónicos, puede y debe ser explicada históricamente.
La historia de la historia y su enseñanza nos muestra fehacientemente la constitución de esa única voz, de una exclusiva manera de concebir al mundo, su constitución y su devenir. En ella y sólo en ella se han debatido los especialistas para imaginar la mejor forma de enseñarla.
Los conceptos nodales dentro de la manera tradicional y vigente de entender a la historia y la manera de abordarla metodológicamente son expresiones claras de la universalización de lo particular, de las deshistorización de la historia, de ese olvido intencional de la manera en que surgieron y se consolidaron nociones como universal, occidental, moderno, nación, patria, tiempo, ley, causalidad, verdad, orden y, por supuesto, historia, amén de muchísimos más, que son propuestos para leerse de manera unilineal.
El proceso de concepción de una historia para la diversidad o el multiculturalismo, pasa necesariamente por hacer la historización de la propia historia (y junto con ella sus nociones fundacionales), es decir, ubicar en términos culturales, sociales, políticos, filosóficos, económicos, etc., el surgimiento, consolidación y reproducción de una forma de concebir lo que es el mundo, la sociedad y, por tanto, su estudio tanto en su presente, más cuanto de su pasado. Sólo así podremos concebirla desde una perspectiva que recupere la noción de multiculturalidad. Se trata simplemente de que la historia se aplique a sí misma las herramientas básicas que postula para la relación de cualquier análisis de índole histórica.
La historia bajo estos nuevos y amplios ejes habrá de cuestionar y desechar cualquier pretensión de universalidad de una sola de las historias. Lo “nacional”, con toda la erisipela política y cultural que provoca, no puede escapar al mismo ejercicio intelectual. El abordaje crítico de lo “nacional” es uno de los que mayormente ocasiona resquemor y rasgaduras de vestiduras por parte de quienes consideran a la “nación”, a la “patria”, como la identidad que debiera definir a todos los integrantes de una sociedad contemporánea por el sólo hecho de compartir ciertos rasgos históricamente definidos (territorio, bandera, lengua, himno, leyes, etc.). Recordemos que ya se descalificó categóricamente a aquellos que no se emocionen por los festejos del Bicentenario, mientras que no existe crítica alguna al uso oportunista de índole vilmente publicitario y mercantilista de la conmemoración, por lo cual hemos atestiguado –entre lo que hoy recuerdo- una edición especial de un automóvil en honor a las fiestas, la propuesta de que una bebida alcohólica ha acompañado la historia nacional junto al caminar de los héroes nacionales, una edición de diversos productos de papelería con la imagen en caricatura de los principales héroes de la independencia quienes a su vez protagonizarán una película de dibujos animados de próximo estreno, o, la campaña cibernética de una pizzería invitándonos a festejar el Bicentenario comprando dos, sí, dos pizzas al precio de una.
Ahora bien, la respuesta inmediata a la pregunta sobre para qué enseñar la historia se refiere por lo general a la necesidad fundamental de consolidar y fortalecer la identidad nacional. Pero... ¿y qué con eso? ¿por qué renunciar al ejercicio básico de todo trabajo intelectual (la crítica) y en particular de la historia (la historización) frente a un con concepto (lo “nacional”) eminentemente histórico, esto es construido en un momento determinado por razones políticas, económicas, culturales y sociales? El libro de Samuel Arriarán que hoy presentamos es un ejemplo de la manera en que el buen ejercicio de la crítica necesariamente nos lleva a conclusiones de esta especie.
Si el anterior ámbito analítico es uno de los que más me convocaron en el texto hay por lo menos dos aspectos más que me interesa subrayar del texto.
Comparto plenamente la idea de que el pensamiento crítico necesariamente tiene que salirse de las limitadas fronteras que la división interdisciplinaria -simple argucia metodológica para acercarse a un objeto de estudio de por sí caótico- le ha impuesto. La posibilidad de acudir al arte, la literatura, el cine junto a la historia y la psicología para enriquecer la mirada crítica, para potencializar la reflexión analítica, es un elemento que cuestiona las bases epistemológicas desde las que usualmente se establece la necesidad de abordar el ejercicio de la reflexión intelectual. Asumir el reto de abandonar la reserva y avanzar hacia lo “interdisciplinario” en aras de una mejor comprensión (más rica y profunda) de los diversos fenómenos sociales no es una cuestión menor. Es recuperar aquella vieja y paradójicamente “olvidada” noción del Marx del 59 que con notoria claridad nos avisaba que la división del objeto de estudio en sus múltiples determinaciones (multiplicidad de posibles acercamientos disciplinarios) tan sólo constituía la primera parte del hecho investigativo y que, por tanto, era necesario realizar la segunda, quizá la más importante, consistente en la reconstrucción de ese objeto de estudio a fin de poder tener una visión más amplia y completa, pues entonces ya se estaría en la posibilidad de visualizar al nuevo fenómeno (ahora ya analizado) desde diversas facetas analíticas lo cual redundaría en la comprensión total (hoy diríamos “holística”) del mismo. Samuel Arriarán acude la literatura, al cine, al arte, a la historia, a la psicología, para preguntarse sobre la manera en que la humanidad ha comprendido el fenómeno de la memoria y el olvido, y él sale bien librado de la aventura. Tanto la filosofía como sus lectores habremos de estarle agradecidos.
Sin embargo, he de decir que al terminar la lectura del libro me sucedió algo similar a cuando uno acude a un concierto de un grupo que le gusta mucho y del cual conoce la mayoría de su producción: uno siempre echa de menos alguna canción que no se tocó, aunque el concierto haya durado una eternidad. Así, por ejemplo, no pude evitar desear saber la manera en que Samuel habría abordado por lo menos dos películas y una novela que él no contemplo en su libro en las que de inmediato pensé al estarlo leyendo pues, desde mi perspectiva, hubieran quedado como anillo al dedo a su reflexión filosófica. Me refiero a: Pedro Páramo(Juan Rulfo), Corazón Satánico (Angel Heart, de Alan Parker, 1987), y Memento (de Christopher Nolan, 2000). Sí, ya lo se, él hizo lo que hizo, pero yo como lector tengo el derecho a imaginarme que hubiera pasado si…
Otro aspecto que debe reconocerse es el que Samuel se atreva a plantear argumentos que hoy en día suenan terriblemente demodé. Su explicación sobre las causas que políticamente han definido que todo lo que suene a marxismo y socialismo debe ser olvidado y casi desaparecer incluso del panteón de la historia de la humanidad es digna de ser recuperada, máxime que lo lleva a concluir y estar de acuerdo con una de las tesis fundamentales de su maestro Adolfo Sánchez Vázquez: el ideal socialista de igualdad y democracia no puede ser identificado con la experiencia del socialismo realmente existente y, además, las condiciones económicas, sociales, culturales y políticas que dan soporte ha dicho ideal socialista siguen hoy tan vigentes, o incluso lo son más que nunca. Joan Manuel Serrat lo dijo de manera hermosa hacia principios de la década pasada, aun en medio de la polvareda levantada por la caída del muro de Berlín, esas hordas de desposeídos y miserables generadas por el triunfador capitalismo salvaje “no se han enterado que Carlos Marx está muerto y enterrado”.
Para terminar me refiero al tema con el que Samuel cierra su libro. El significado que la velocidad de los estímulos y la abundancia (exceso) de información que las nuevas tecnologías significan para la constitución de una memoria social. El tiempo raudo y la sobre exposición de imágenes. ¿No les cuesta trabajo a ustedes sentarse a leer un libro después de una sesión de horas frente al internet? A mi sí, y supongo que no soy un caso excepcional. Samuel nos recuerda que tenemos derecho al “silencio”, que debiéramos establecer la estrategia de que de entre la abrumadora y casi infinita cantidad de información a la que hoy en día estamos expuestos elijamos solamente aquella que nos pueda ser útil para construir una memoria histórica ad hoc a la construcción de valores ciudadanos positivos.
Estoy de acuerdo con él y el asunto, además no es nuevo. Me refiero al inteligente planteamiento sobre la necesidad de seleccionar lo que queremos memorizar. Un famosísimo autor de finales del siglo XIX ya nos lo advertía: lo importante no es la cantidad sino la calidad de lo aprendido. El Dr. Watson se admiraba de la profunda ignorancia que sobre cuestiones de sentido común e información generalizada podía llegar a tener Sherlock Holmes. La justificación de éste era significativamente contemporánea, ¿para que llenar mi cerebro –decía- con información que no necesito y que ocupa lugar y espacio a aquella que me es útil para lo que me gusta y se hacer? Por su parte son memorables las páginas que Octavio Paz ya en la segunda mitad del siglo XX dedicó a la importancia del silencio tanto para la poesía como para la vida misma.

Notas en torno a Filosofía de la memoria y el olvido

Luis Bernardo Pérez

Una de las primeras cosas que aprende cualquier persona que comienza a adentrarse en por los senderos de la filosofía es que, dentro de esta disciplina, las respuestas son menos permanentes que las preguntas. Las primeras son siempre provisionales, frágiles, inciertas, discutibles, transitorias, inestables. Mientras que las segundas (las preguntas) se mantienen a través del tiempo. En efecto, aunque las respuestas a cada problema que se plantea el filósofo cambien históricamente, son resultado de las mismas inquietudes que alguna vez asaltaron a Platón, a Aristóteles, a Hume, a Heidegger, Bergson o Simone Weil. Son preguntas que tienen que ver con asuntos como la libertad, la virtud, el ser, la muerte, la posibilidad del conocimiento, la justicia, la verdad, el sentido de lo real, etcétera. Quizá la terminología, el lenguaje utilizado para formular tales interrogantes, varia en cada caso y en cada época, sin embargo, en el fondo se alude a las mismas cuestiones fundamentales.

Otra de las cosas que también se aprenden casi desde el inicio, es que, en filosofía, mientras mejor sea la pregunta, más fructífera será la reflexión a la que ésta dé lugar. Es decir, la manera de interrogarse resulta clave para iniciar con el pie derecho el camino del pensar. Y la manera más adecuada de preguntarse correctamente sobre un problema determinado tiene que ver con entender el problema y ser capaz de plantearlo con claridad. Dicho de otra forma, para reflexionar filosóficamente sobre un asunto hay que formular preguntas pertinentes, incisivas y claras, y para formular éstas es necesario entender cuál es el problema que nos interesa abordar y por qué es un problema. Así, antes de preguntarnos, por ejemplo, sobre la muerte, primero es necesario enterarse por qué el tema de la muerte es problemático; antes de meditar sobre el sentido de lo real hay que averiguar por qué ese tópico merece ser estudiado; antes de enfrentar la cuestión sobre el ser se hace indispensable no solo definir el concepto, sino investigar cómo se ha entendido al “ser”, en qué términos se ha estudiado y, en última instancia, por qué debería importarnos dedicar nuestro tiempo y nuestro esfuerzo a esto, habiendo tantas cosas en el mundo que, a primera vista, parecen más urgentes.

En el libro Filosofía de la memoria y del olvido, Samuel Arriarán parece haber comprendido cabalmente la exigencia metodológica arriba expuesta. Es decir, la idea de que antes de lanzarse a la indagación de algún problema filosófico hay que caracterizar dicho problema, establecer su estatus dentro de horizonte del conocimiento, determinar su relevancia y averiguar qué se ha dicho sobre el tema hasta hoy. En tal sentido, los distintos textos que componen el volumen ayudan a poner sobre la mesa del debate filosófico una cuestión de por sí compleja y llena de facetas debatibles. Tales aproximaciones van desde la filosofía propiamente dicha a la literatura, pasando por la pedagogía, la sociología, la historia y el cine. Por este motivo, el libro que hoy presentamos se alza como un útil instrumento para caracterizar el tema de la memoria y de su contrario y complemento, el olvido, en tanto problemas, y para entender por qué constituyen fenómenos que merecen ser abordados.
Cabe señalar que Samuel Arriarán no ha intentado una aproximación exhaustiva. Ello sería una tarea irrealizable. Su objetivo parece ser el de ofrecer algunas luces sobre aspectos relevantes relacionados con la memoria y el olvido, y acotar sus límites, alcances, posibilidades y significados. Todo ello nos permite, como apuntamos arriba, entender por qué estamos ante un problema filosófico, cuáles son las preguntas que suscita y por qué tendría que interesarnos.
En virtud de lo anterior, no extraña que en los dos primeros capítulos de la obra, el autor nos ofrezca un recuento destinado a contextualizar esta problemática. La lectura de dichos capítulos resultará de gran ayuda para todos aquellos interesados en comprender el concepto de memoria y las interpretaciones antiguas y modernas a las que ha dado lugar dicho concepto.
Con esta base inicial, el autor emprende un enriquecedor recorrido que se caracteriza por su gran diversidad de abordajes, los cuales, como ya apuntamos, abarcan distintas esferas del conocimiento y de la creación artística. En este contexto destaca, sobre todo, el gran valor que el autor atribuye a la literatura. En estas páginas y teniendo siempre como hilo conductor la dualidad memoria-olvido, Arriarán nos introduce en el trabajo escritores tan diversos como Homero, W. G. Sebald, Ismaïl Kadaré, Brian Aldiss, Jorge Semprun, Sándor Márai, Peter Handke, Primo Levi, José Saramago, Haruki Murakami y Marcel Proust. Este último referencia prácticamente ineludible cuando se habla de la memoria (por aquello de la magdalena remojada en te). El libro, por supuesto, también recorre la obra de filósofos de primera línea, después de todo se trata de un libro de filosofía. Aquí conocemos lo que han dicho a propósito del tema pensadores de la talla de Platón, Aristóteles, Henri Bergson, Paul Ricoeur, Eugenio Trías y un autor de quien, he de confesar, no tenía noticia: Maurice Halbwachs.
Pero esto no es todo, en su afán por ofrecer al lector abordajes diversos Arriarán explora por ejemplo, el vínculo memoria-olvido en relación con la representación del pasado de Argentina (específicamente la dictadura de la segunda mitad de los setenta y los primeros años de los ochenta) desde la óptica de la película Un mundo menos peor, dirigida por Alejandro Agresti, la cual, también he de confesar, no conocía pero que me interesó gracias al texto de Arriarán y ya encargué a mi proveedor de cine pirata. Dicho capítulo se relaciona con otro sobre la memoria y la conciencia histórica, el cual aborda la polémica sobre la interpretación posmoderna del a historia. Y ya que hablamos de cine, es de agradecer la mención a Blade Runner, de Ridley Scott, donde la idea de la memoria como base de la identidad personal resulta fundamental. Y ya que hablamos de cine, abro un mínimo paréntesis para mencionar dos cintas notables que también reflexionan de manera original sobre la memoria y el olvido: Memento (titulada en español Amnesia), thriller de Christopher Nolan, y Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, de Michel Gondry.
Resultaría vano intentar agotar en este momento la gran cantidad de ideas que contiene este libro, cuyos capítulos pueden leerse con bastante provecho como textos independientes, pero que, en conjunto, nos ayudan a comprender algunas de las muchas posibilidades de reflexión que ofrece el tema elegido. Destaquemos sólo algunos de los asuntos que propone el autor y que, más que propuestas cerradas, constituyen invitaciones a reflexionar en torno a las mil y un posibilidades ofrecidas por la cuestión memoria-olvido. Me refiero a cuestiones como: memoria, exceso de memoria, memoria individual y colectiva; olvido positivo y negativo; responsabilidad, ética y estética; la memoria como embriaguez, como huida hacia el pasado o como instrumento necesario para comprender el presente; falsa memoria como arma de manipulación social; memoria como ajuste de cuentas con el propio pasado y como forma de expiación; la aparente paradoja de la “memoria amnésica”, el olvido sanador, el olvido como perdón y como una forma de crecimiento, pues, como dice el autor, a veces el olvido es necesario, pues sin él, “la gente repite creencias y comportamientos que derivan en odios y venganzas”.
Al principio de este texto hablé de dos cosas que aprende cualquiera que se inicia en el oficio filosófico: 1) que en este terreno las preguntas son más duraderas que las respuestas y 2) que la cabal comprensión de un problema ayuda a plantear preguntas relevantes que, a su vez, nos conducen a una meditación fecunda. En este libro, Samuel Arriarán nos recuerda un tercer signo distintivo del buen pensar filosófico. Me refiero a la conciencia de que los problemas fundamentales del ser humano, aquellos que aluden a su entraña más profunda, no pueden reducirse a fórmulas simples, a apotegmas o a frases lapidarias y unívocas. Las cuestiones más hondas del hombre necesariamente nos colocan ante un universo de sentidos, significados y posibles interpretaciones. Ello resulta claro en Filosofía de la memoria y del olvido, donde el autor muestra la complejidad, variedad y amplitud de posibilidades ofrecidas por los conceptos de “memoria” y “olvido”.

Gracias

Texto leído en la Feria del Libro del Zócalo, ciudad de México, 10 de octubre de 2010

jueves, 8 de julio de 2010

lunes, 28 de junio de 2010

viernes, 22 de mayo de 2009

curriculum

Doctor en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM (1990-1996). Titulado con Mención Honorífica. Nombre de la tesis: Filosofía de la posmodernidad. Director de la tesis: Dr. Adolfo Sánchéz Vázquez.

Maestro en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, 1987 a 1989.

Licenciado en Sociología por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, 1981 a 1986.

Distinciones Académicas:

Investigador Nacional NIVEL I del SNI (Sistema Nacional de Investigadores) De 1996 a la fecha.

Ganador del concurso de ponencias para el XV Congreso Latinoamericano de Sociología convocado por la Asociación Latinoamericana de Sociología ALAS y la Coordinación de Humanidades de la UNAM (el premio consistió en un boleto México-Managua y viáticos) octubre de 1983.

Miembro de la Asociación Internacional de Hispanistas

Miembro de la Asociación Filosófica de México


Libros publicados:

Filosofía de la posmodernidad. Crítica de la modernidad desde América Latina. Ed. UNAM. Facultad de Filosofía y Letras, México, 1987. Segunda edición 1999.

La fábula de la identidad pérdida. Una crítica a la hermenéutica contemporánea. Editorial Itaca, México, 1999.

Filosofía, neobarroco y multiculturalismo. Editorial Itaca, México, 1999 (en co-autoría con Mauricio Beuchot)

Virtudes, valores y educación moral. Contra el paradigma neoliberal, Editorial Universidad Pedagógica Nacional México, (en co-autoría con Mauricio Beuchot), primera edición 1999, segunda edición 2000.

Multiculturalismo y globalización. La cuestión indígena, Editorial Universidad Pedagógica Nacional, México, 2001 (segunda edición).

Marxismo más allá de Marx, Editorial Universidad Pedagógica Nacional, México, 2004

Barroco y neobarroco en América latina. Estudios sobre la otra modernidad, Editorial Itaca, México, 2007.

La filosofía latinoamericana en el siglo XX1, Después de la posmodernidad ¿qué?, Editorial Pomares- Universidad Pedagógica Nacional. 2007.

La hermenéutica en América Latina. Analogía y barroco. Editorial Itaca, México, 2007.

La derrota del neoliberalismo en Bolivia, Editorial Torres, México, 2007.

Filosofía de la memoria y el olvido. Editorial UPN-Itaca, México, 2010.


Libros publicados como coordinador:

Hermenéutica, educación y ética discursiva. En torno a un debate con Karl Otto Apel, Ed. Universidad Iberoamericana, México, 1995. (con José Rubén Sanabria)

La hermenéutica en América Latina. Analogía y barroco. Editorial Itaca, México, 2007.

Ensayos sobre hermenéutica analógico-barroca, Editorial Torres, México, 2007 (Con Elizabeth Hernández Alvídrez)

Hermenéutica analógica barroca y educación, Editorial Universidad Pedagógica Nacional, México, 2001.(Con Elizabeth Hernández)

Capítulos en libros:

"La filosofía política de Adolfo Sánchez Vázquez" en el libro Cincuenta años de exilio español en México, Gabriel Vargas Lozano (comp.) Ed. Universidad Autónoma de Tlaxcala, México, 1991.

"Esquema: comentario a la ponencia de Mauricio Beuchot", en el libro Diálogos sobre filosofía contemporánea, Mariflor Aguilar (comp.) Ed. UNAM-Asociación Filosófica de México, México, 1991.

"La filosofía política en Sánchez Vázquez, antes y después del derrumbe del socialismo real", en el libro En torno a la obra de Adolfo Sánchez Vázquez, Gabriel Vargas L. (editor) Ed. UNAM-Facultad de Filosofía y Letras, México, 1995.

"La concepción hermenéutica de Vattimo" en el libro Algunas perspectivas de la filosofía actual en México, José Rubén Sanabria, Mauricio Beuchot (comp.) Ed. Universidad Iberoamericana, México, 1997.

"Analogía y barroco" en el libro ¿Tiene la analogía alguna función en el pensar filosófico?, José Rubén Sanabria y José Ma. Mardones (comp.) Ed. Universidad Iberoamericana, México, 1997.

"El discreto desencanto de la política reformista" en el libro ¿Reforma o regresión en el Estado?, Jorge Fuentes y Enrique García (coordinadores) UAM-Iztapalapa, México, 1997.

"Sobre la violencia: de Sorel a Marcuse" en el libro El mundo de la violencia, Adolfo Sánchez Vázquez (coordinador. Fondo de Cultura Económica, México, 1998.

"El ethos barroco: una alternativa posible frente al dilema del universalismo-particularismo", en Reflexiones obsesivas. Autonomía y cultura. Mariflor Aguilar Rivero (coordinadora) Editorial Fontamara, México, 1998.

"La hermenéutica de Charles Taylor", en La voz del texto. Polisemia e interpretación, Mauricio Beuchot (coordinador) UNAM, Instituto de Investigaciones Filológicas, México, 1998.

"La hermenéutica de Paul Ricoeur" en Mauricio Beuchot y Jorge Velázquez (coords.) Interpretación, poesía e historia, Hermenéutica. Ed. UNAM. Instituto de Investigaciones Filológicas. México, 2000.

"La hermenéutica analógica frente al multiculturalismo posmoderno", en Alberto Carrillo Canán (coordinador) Hermenéutica, analogía y diálogo intercultural, Daga Editores, México, 2000.

“Analogía y barroco”, en Mauricio Beuchot (comp..) La hermenéutica analógica hacia un nuevo orden de racionalidad, Plaza y Valdés, 2000.

“El problema de los valores en la escuela”, Ana Hirsch (compiladora) Educación y valores, tomo III, Editorial Gernika, México, 2001.

“Aplicaciones de la hermenéutica educativa analógica-barroca en la investigación educativa, en Samuel Arriarán y Elizabeth Hernández, Hermenéutica analógica barroca y educación, Editorial Universidad Pedagógica Nacional, México, 2001.

“Apuntes autobiográficos-intelectuales” en Juan Manuel Delgado y Luis Eduardo Primero (comps.) La práctica de la investigación científica , Universidad Pedagógica Nacional, 2009.

“La modernidad en América Latina” en Alejandro Carmona, Andrés Lozano y David Pedraza (coords.) Las políticas educativas en México, Pomares- Universidad Pedagógica Nacional, México, 2007.

“Sobre la filosofía de la praxis” en David Moreno (comp.) Filosofía de la praxis, (en proceso de publicación) Editorial Itaca, México.

“Historia y hermenéutica”, en María Tarrio, Sonia Comboni, Roberto Diego Quintana, Mundialización y diversidad cultural, Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco, México, 2007.

"La hermenéutica analógica barroca en América Latina", en Gabriela Hernández (coordinadora) Hermenéutica analógica, estética y cultura, UNAM,2008.

"Hermenéutica y multiculturalismo en América Latina", en Pablo Lazo (comp.) Ética, hermenéutica y multiculturalismo, Universidad Iberoamericana, México, 2008.

"Las aportaciones de Sánchez Vázquez a la estética marxista" en Ambrosio Velasco (coordinador) Vida y homenaje a Adolfo Sánchez Vázquez, UNAM, 2009-

" La filosofía del barroco", en Enrique Dussel (coordinador) El pensamiento filosófico latinoamericano y del Caribe, Editorial Siglo XX1, México, 2009.


Artículos especializados de investigación:

"Indígenas y Estado nacional" Revista Aquí, n.8, La Paz -Bolivia, 1980.

"Notas sobre la ideología nacional en el discurso literario de 1930 a 1960 en América Latina", revista Discurso, núm.10, UNAM, México, 1989.

"La necesidad de reconsiderar la relación entre el análisis del discurso y el marxismo" en Discurso n.12, enero-abril de 1992, CCH-UNAM, México, D.F.

"El problema de la otredad en la narrativa de Renato Prada Oropeza" Revista Semiosis n. 26, 1992, Universidad Veracruzana, Xalapa, Veracruz.

"Las contribuciones de Karl Otto Apel al debate hermenéutico" en Revista Semiosis, núm.30, 1993, Universidad Veracruzana, Xalapa, Veracruz.

"El concepto de modernidad según Habermas y la Escuela de Frankfurt" en Opinión, 16 de enero de 1994, Cochabamba-Bolivia.

"La teoría de la educación estética según Adolfo Sánchez Vázquez", revista Pedagogía, 2, Vol.10, 1995, Universidad Pedagógica Nacional, México.

"La tradición y el cambio según Gadamer" Revista Analogía, no.2, año 9, julio-diciembre de 1995. México, D.F.

"Reflexiones sobre el plan de modernización educativa", en Revista Topodrilo, núm. 37, año 6 enero de 1995, UAM-Iztapalapa, México D.F.

"Los aportes de Habermas y Apel al debate sobre hermenéutica e investigación educativa". Revista Intersticios núm. 2, México D.F, 1995, Universidad Intercontinental.

"Eticidad, valores y educación" revista Pedagogía núm.6, UPN, México, 1996.

"La hermenéutica de Clifford Geertz", revista Iztapalapa, núm. 49, Universidad Autónoma Metropolitana, México, 2000.

"El concepto de modernidad en Habermas" revista La Vasija, núm.1, dic.1997, México.

"Modernidad y revolución indígena", La Guillotina núm.39, 1998. México.

"Crítica de la cultura de evaluación neoliberal. El caso de la Universidad Pedagógica Nacional". La Vasija, núm. 4. 1999. México.

"El neoliberalismo en América Latina" revista Gritos y Susurros, núm. 1. 1998. México.


"La filosofía radical de Adolfo Sánchez Vázquez", La Vasija. La Guillotina, núm. 41. 1999

"Hermenéutica, educación y multiculturalismo", en revista Horizonte, núm. 13, México, 1999.

"La izquierda y la cuestión nacional-indígena", en La Guillotina, núm.43, México, 1999.

"Hermenéutica, educación y multiculturalismo", en Horizonte, núm.13, México, diciembre de 1999.

“La hermenéutica analógica frente al multiculturalismo posmoderno”, revista Páginas de Filosofía, núm,9, Universidad Nacional del Comahue, Neuquen, Argentina.

Multiculturalismo liberal y comunitarista”, Cuadernos de Filosofía, núm.82, Bogotá, Colombia,2001.

“Derechos humanos y derechos indígenas”, en revista La Guillotina núm 49, México, 2002.

“Una alternativa socialista al ethos barroco de Bolívar Echeverría”, en revista Dianoia núm 53, UNAM, México, 2004.

“La estrategia socialista frente al imperialismo actual” en revista Memoria núm. 182, México, 2004.

“La educación en la posmodernidad”, revista Magisterio núm. 18, México, 2004.

“Hermenéutica y educación multicultural”, revista Magisterio núm. 15, México 2004.

“El neobarroco como filosofía latinoamericana” revista Intersticios núm. 20, México, 2004.

“Últimas tendencias en filosofía de la educación”, en revista Entre maestros, Revista para Maestr@s de Educación Básica. Universidad Pedagógica Nacional – UPN. México. Pp. 68-73

“Hermenéutica y educación multicultural”, revista Semiosis Tercera Epoca vol.II, núm.3, enero-julio de 2006, Universidad Veracruzana, Xalapa Veracruz.

“¿Sigue en pie la hermenéutica analógica barroca? Contrarréplica a Guillermo Hurtado”, revista Intersticios, Universidad Intercontinental, año 12, núm 27, 2007.


Artículos de divulgación y reseñas:

"Ensayos marxistas sobre filosofía e ideología" artículo publicado en la revista Pedagogía n. 2.Universidad Pedagógica Nacional, México, D.F.

"¿Quién es Adolfo Sánchez Vázquez?" artículo publicado en La Jornada Semanal, 2 de agosto de 1986, México, D.F.

"Karl Otto Apel" en revista El Acordeón, núm.4 primavera de 1991. Universidad Pedagógica Nacional, México, D. F.

"El Congreso Internacional de Literatura Iberoamericana" en Discurso, n.10, sep.-oct. de 1989 CCH-UNAM, México, D.F.

" SYC" artículo publicado en Discurso, n.11, enero-abril de 1991, CCH-UNAM; México, D.F.
"El debate entre Habermas y los posmodernos" en Boletín de Filosofía n.3, oct. de 1992, Universidad Autónoma de Tlaxcala, Tlaxcala.


Ponencias en congresos:

"El problema de las diferencias étnicas como una nueva dimensión de la guerra", XV Congreso Latinoamericano de Sociología, Managua, Nicaragua, 1983.

"Posmodernidad y marxismo", Seminario Internacional sobre Modernismo y Posmodernismo, Cochabamba-Bolivia, 1990. Ponencia "La filosofía política de Adolfo Sánchez Vázquez", Tercer Coloquio sobre Historia de la Filosofía en México, Tlaxcala, México, 1990.

"El problema de la otredad en la narrativa de Renato Prada Oropeza", V Simposium Internacional de Campos Semióticos, Xalapa, Veracruz, 1990.

"Hermenéutica y marxismo" VI Congreso Nacional de Filosofía, Cuernavaca, 1991.

"Las contribuciones de Karl Otto Apel al debate hermenéutico" VI Simposium Internacional de Campos Semióticos, Xalapa, Veracruz, 1991.

"Diferencias entre Habermas y Apel", Seminario Internacional sobre Karl Otto Apel, UPN, México, D.F.

"Hermenéutica y educación", III Congreso Nacional de Investigación Educativa, UPN-Ajusco, 1995.

"La tradición y el cambio según Gadamer", VIII Congreso Nacional de Filosofía, Aguascalientes, 1995.

"La hermenéutica de Vattimo", VIII Congreso Nacional de Filosofía, Aguascalientes, 1995.

"Fundamentos de hermenéutica en investigación educativa", Reunión Nacional de Posgrado e Investigación, UPN julio de 1995

"El ethos barroco", Coloquio Internacional sobre Problemas de universalismo y contextualismo, Jalapa, Veracruz, mayo de 1996.

"La hermenéutica de R. Rorty", I Encuentro Internacional de Investigaciones en Hermenéutica, Universidad Intercontinental, México, D.F, septiembre de 1996.

"El discreto desencanto de la política reformista", Segundo Coloquio sobre Reforma del Estado, noviembre de 1996, UAM-Iztapalapa, México. D.F.

"La hermenéutica de Charles Taylor", Jornadas de Hermenéutica, Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM, sept. de 1997.

“Sobre la violencia: de Sorel a Marcuse", Coloquio Internacional sobre la violencia, UNAM, México D.F. mayo de 1997.

"Horkheimer y el marxismo", Coloquio de Filosofía 1997. Teoría crítica, Liberación y Diálogo intercultural. Encuentro con Karl Otto Apel, Universidad Intercontinental, septiembre de 1997.

"El neoliberalismo en América Latina." En el Coloquio Vigencia y perspectivas del liberalismo, 22 al 24 de junio de 1998, UAM-Iztapalapa.

"La hermenéutica de Paul Ricoeur", Segunda Jornada de Hermenéutica, UNAM-UAM, 8 de julio de 1998.

"El 68 y los pensadores de la posmodernidad" en 1968-1998. Desde el umbral del nuevo siglo. UNAM. México.1998.

"Hermenéutica y educación multicultural". Simposio Internacional Perspectivas Mundiales de la Educación en el Nuevo Siglo. UPN. México.1998.

"La crítica de Rosa Luxemburgo al "socialismo real", Rosa Luxemburgo 1919-1999. A 80 años de su muerte. UNAM.1999.

" Educación y multiculturalismo" XIV Congreso Interamericano de Filosofía, XIV Congreso Nacional de Filosofía, del 16 al 20 de agosto de 1999, Puebla.

“Hermenéutica, educación y multiculturalismo", Coloquio de Investigación Educativa, 7 al 9 de octubre de 1999, Oaxaca.

"La investigación en la UPN", en la Reunión para definir criterios de posgrado e investigación, marzo de 2000, en Oaxtepec, Morelos.

" Multiculturalismo y globalización". En el Diplomado en Diversidad Cultural, jul-agosto de 2000, CONACULTA-INAH-OEA.

“Hermenéutica y educación” en Seminario Interinstitucional Hermenéutica y educación multicultural, 16 al 30 de marzo de 2001, UPN Ajusco.

“La hermenéutica barroca” en XV Congreso Nacional de Filosofía, México, 2001.

“El ethos barroco como otra forma de racionalidad” en Diálogos del nuevo siglo. Barroco y posmodernidad, UNAM. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, División de Posgrado.2001.

“La concepción occidental del símbolo” en Primer Coloquio de Hermenéutica, Xalapa, Veracruz, 2001.

“Modernidad y socialismo”, en Segundo Encuentro de Filósofos Cubanos y Mexicanos, La Habana, Cuba, 2001.

“Globalización y educación multicultural”, Encuentro Universitario Globalización, Universidad Pedagógica Nacional, Ajusco, 2001.

XI Congreso Internacional de filosofía, UNAM, del 13 al 17 de agosto de 2001.

Congreso internacional de Filosofía de la Cultura y Filosofía Intercultural ¿Hacia un nuevo universalismo cultural? Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Morelia, Mich. Agosto de 2002

”La educación en la posmodernidad” en VI Jornadas Pedagógicas de Otoño. Universidad Pedagógica Nacional, México, D.F., Octubre de 2002.

Simposio de Investigación Educativa. Universidad Pedagógica Nacional, México, D.F. Noviembre de 2002.

“La concepción occidental del símbolo” en Segundo Coloquio Nacional de Hermenéutica. Homenaje a Gadamer. ”Comprensión cultural de Latinoamérica.” Universidad Veracruzana, Facultad de Filosofía y Letras, Xalapa, Ver. 20-22 de junio de 2002.

“El caso de Bolivia” III Coloquio de Hermenéutica. Universidad Veracruzana, Facultad de Filosofía y Letras, Xalapa, Ver. 11 y 12 de diciembre de 2003.

“Hermenéutica y educación” Primer Encuentro nacional de Investigación Educativa, México, 2004

“Hermenéutica analógica-barroca”, Primer Coloquio de Hermenéutica Analógica, Facultad de Filosofía y Letras UNAM, México, 2004.

“La hermenéutica en América Latina” Segundo Coloquio de Hermenéutica Analógica, Facultad de Filosofía y Letras UNAM, México, 2005.

“La literatura neobarroca de Daniel Sada” en III Coloquio de Narrativa Mexicana Contemporánea. Benemérita Universidad de Puebla, Facultad de Filosofía y Letras. Secretaría de investigación y Estudios de Posgrado. Maestría en Literatura Mexicana, Puebla, Puebla. 26 y 27 de mayo de 2005.

“El neobarroco como filosofía latinoamericana “, en Tercer Seminario Internacional: “Hermenéutica y Educación Multicultural.” Universidad Pedagógica Nacional, México, D.F., 21, 22 y 23 de febrero de 2006.

“Barroco, neobarroco y posmodernidad en América Latina”, I Seminario Internacional de Filosofía, Política y Cultura del Barroco y II Congreso Internacional Sobre Procesos Culturales en México: Cultura Novohispana. Benemérita Universidad de Puebla, Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, Puebla, Puebla, 24 al 26 de mayo de 2006.

“Hermenéutica y multiculturalismo en América Latina”, Coloquio Ética, Hermenéutica y Multiculturalismo, 5 al 6 de octubre de 2006. UNAM, Facultad de Filosofía y Letras.

“La hermenéutica en América Latina: analogía y barroco”, III Coloquio Internacional de Hermenéutica Analógica, 11 de octubre, 2006, UNAM. Facultad de Filosofía y Letras.

“Hermenéutica y multiculturalismo en América Latina”, Coloquio, Etica, hermenéutica y multiculturalismo, UNAM, México, 5 y 6 de octubre de 2007.

IV “Ultimas tendencias en filosofía de le educación”, Encuentro Nacional y XI Regional de Investigación Educativa. Tuxtepec, Oaxaca. 27 de abril de 2007.
XVI El neobarroquismo de Roberto Bolaño”; XVI Congreso de la Asociación
Internacional de Hispanistas. París, Francia, 9-13 de julio de 2007.


V Coloquio Internacional de Narrativa Mexicana, 27-28 de septiembre de 2007, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla.

“El Testigo” de Juan Villoro, V Coloquio Internacional de Narrativa Mexicana Contemporánea, 27 de septiembre de 2007

“Hermenéutica y filosofía del mito”, XIV Congreso Internacional de Filosofía Identidad y Diferencia, 4 al 10 de noviembre de 2007, Mazatlán, Sinaloa.

" La teoría del barroco de Severo Sarduy" en XXXVIII Congreso Internacional del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, Georgetown University, Washington DC, junio de 2010.

Conferencias magistrales:

"Las repercusiones de la perestroika en América Latina", Universidad Mayor de San Andrés, La Paz-Bolivia, 1990.

"La hermenéutica en la investigación educativa", Foro Prospectiva Teórica de la Investigación Educativa, Oaxaca, 1995.

"Educación, hermenéutica y cultura", Universidad Intercontinental, México, D.F. oct.1995

"Modernidad y posmodernidad", UAM-Azcapoztalco. Seminario Café de la ciudad, 16 de junio de 1998.

"El método de la hermenéutica en la investigación educativa", Escuela Normal de Chalco, 4 de julio de 1998.

"Hacia una filosofía de la posmodernidad", UAM-Xochimilco, evento organizado por el Doctorado en Ciencias Sociales, 11 de octubre de 1999.

"La hermenéutica barroca" UPN-Ajusco, 17 de noviembre de 1999.

"Balance de la modernización educativa" III Jornadas Pedagógicas de Otoño. Licenciatura en Pedagogía, 22 de noviembre de 1999 UPN- Ajusco.

"Hermenéutica y educación", Universidad de Chapingo, CISMER, 7 de agosto de 2000.

“Hernenéutica y educación multicultural” Encuentro Nacional y VIII Regional de Investigación Educativa, 24 de marzo de 2004, Pachuca-Hidalgo.

“Modernidad y globalización”, Universidad Real, La Paz Bolivia, 5 de julio de 2004.

“Posmodernización,globalización y educación en valores” Universidad Real-La Paz Bolivia, 6 de julio de 2004.

“Multiculturalidad y educación” Programa de Formación en Educación Intercultural Bilingüe para los Países Andinos PROEIB Andes, 21 de julio de 2004, Cochabamba- Bolivia.

“Multiculturalismo y educación” Centro de Estudios Superiores Universitarios CESU-UMSS, Universidad Mayor de San Simón Cochabamba-Bolivia, 16 de julio de 2004.

“Hermenéutica, filosofía y crítica literaria” Facultad de Filosofía Universidad Católica, 20 de julio de 2004. Cochabamba-Bolivia.

Experiencia en Gestión educativa

- Coordinador de la línea de doctorado Teoría pedagógica, hermenéutica y
multiculturalismo, Doctorado en Educación UPN.

- Coordinador del cuerpo académico Hermenéutica y educación multicultural
Área 2.

- Evaluador de PNPC-CONACYT periodo de 2007.

- Evaluador de Proyectos de Investigación CONACYT 2006

Experiencia en investigación:

Investigador Nacional NIVEL I, SNI.

De 1990 a 1998 en la Universidad Pedagógica Nacional organizó y dirigió los siguientes proyectos:

1. Hermenéutica, educación y ética discursiva Un debate con Karl Otto Apel (terminada y publicada)

2. Modernidad, educación y posmodernismo (terminada y publicada)

3. Cultura y educación. Fundamentos de hermenéutica en investigación educativa (Proyecto de investigación de año sabático 1996)Terminada.

4. Filosofía, barroco y multiculturalismo. (terminada y publicada)
ç
5. Hermenéutica y educación multicultural. (Alternativas de la educación
mexicana ante la globalización. (Terminada)

6. La perspectiva hermenéutica multicultural en el área de lenguaje y educación." (Concluida. 2002-2006).

7. Hermenéutica del mito, literatura y educación. ( En proceso 2006-2011).